Hans Bethe nació en Estrasburgo, en 1906, cuando esta ciudad era parte del Imperio Alemán. En 1928, se doctoró en Múnich. Abandonó Alemania al acceder Hitler al poder, instalándose en la Universidad Cornell en los Estados Unidos. Durante la Segunda Guerra Mundial fue el director la división teórica en el laboratorio secreto de Los Álamos participando en el desarrollo de la primera bomba atómica ( Proyecto Manhattan). Dirigió a un conjunto muy selecto de científicos que incluía a personas como Von Neumann o Richard Feynman. Hay pocas dudas del papel decisivo que jugó Bethe en el éxito de los dificilísimos cálculos que implicaba la física de las reacciones nucleares. Su equipo trabajó en la fabricación de la masa crítica necesaria de Uranio 235 necesaria para producir una reacción nuclear de fisión capaz de producir la explosión de una bomba nuclear. Después de la guerra, Bethe pasó a ser un activista a favor del desarme y, en particular, del control nuclear, y también volvió a trabajar en física básica. Sus éxitos en la misma le granjearon el respeto de todo el mundo científico, llegando a ser presidente de la Sociedad Americana de Física, en 1954, y Premio Nobel de Física en 1967, por su trabajo acerca de cómo el Sol produce su energía
En 1938 encontró el mecanismo de las reacciones nucleares, conocido como el ciclo de Bethe o del carbono (ver nucleosíntesis estelar), que explica cómo las estrellas producen su energía. Bethe se dio cuenta de que para entender cómo se realiza la fusión de núcleos de hidrógeno en el interior del Sol es necesario considerar que el carbono actúa como catalizador
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